No puedes elegir qué cosa ser. Ni cuándo ni por cuánto tiempo. Si la naturaleza te dota de algo que detestas debes aprender a convivir con ello. Saber que eres diferente, al principio puede ser duro, pero también aprendes que esa diferencia te hace excepcional. No solo sobrepasas cualquier limitación impuesta por hombre o monstruo, sino que haces casi indestructible el frágil hilo de la vida, algo que siendo humano jamás podrías lograr.
Este fue el final de mi monótona existencia, y el comienzo de una nueva y mejorada vida.
A veces pueden sucederte cosas que no imaginabas ni en tus peores pesadillas, pero cuando una vez atravesado el ojo del huracán esto mismo te ofrece una alternativa que supera tus expectativas no es sensato renegar de ello, por el contrario; los cambios siempre son favorables y te conducen a nuevos horizontes.
Descubrir que hay poderes, emociones que van más allá de lo imaginable, que puedes dejar de ser una criatura débil y vulnerable, para convertirte en algo poderoso y temible, que sea capaz de proteger al inocente, de castigar al malvado, se siente increíblemente bien. Odio. Venganza. Estos fueron mis alicientes, y fue lo que permitió que sobreviviera.
Tal vez no entiendas de qué rayos estoy hablando, me explicaré, esto fue lo que sucedió hace algunas horas, cuando me entere que mis padres habían sido asesinados...
00:00 horas. El hospital se hallaba en el más completo silencio. El incesante pitido del holter me indicaba que seguía viva, pero más sola que nunca.
-Boo- murmuro alguien en mi oído.
No me asusté, ya lo esperaba. Era ella. Venía a terminar conmigo de una vez. Su expresión era calmada.
-Y bien, a que esperas?- pregunté despreocupadamente.
Se sentó en un lado de la cama, y me habló como amiga.
-Es que... matarte ahora no tendría ninguna diversión, entiendes? sería demasiado rápido- explicó.
-Que mas quieres de mi?
-Que sufras- dijo acercándose intimidante- que desees la muerte sin poder gustarla, pero no solo tu claro, todos los Cullen...
-Pero si ellos son tu familia...-argüí.
Se puso de pie enfurecida, había tocado el punto delicado.
-Cállate. Nunca lo fueron, sólo estuve con ellos por conveniencia, y los desprecio demasiado. Son unos tontos, confundí mi rastro y ahora están buscándome muy lejos de aquí, podría matarme muy fácilmente sabes? –Se rió tocando mi monitor- pero no. Creo que todavía quieres venganza eh?- soltó una carcajada que me enardeció- recuerdo muy bien las caras de tus pobres padres, cuando me suplicaban que no les hiciera daño...
-Ya basta!-grité- te voy a matar, lo juro.
Ella me miro incrédula y se acerco a la puerta.
-No puedes vengarte, no puedes hacer nada, nunca, tu eres débil y yo soy fuerte, no eres nada.- y salió.
Lo que hice después importa poco. Fue una soberana estupidez. Me levante un instante después que ella se hubiera ido; su última frase resonaba en mi cabeza. Me vestí con una sencilla bata que encontré y salí sigilosamente. Me sorprendió que nadie estuviera vigilándome, pero luego recordé lo que Rosalie había dicho: estaban buscándola muy lejos, mejor para mí. Me escabullí diez pisos abajo sin ser vista, pasando antes por la oficina de Carlisle y robándome las llaves de su auto.
Salí del hospital en menos de diez minutos. Alguien se habría percatado? Me dirigí a la carretera que salía al sur de Forks, en lugar de dar vueltas como tonta. Ideaba mil formas fantasiosas para matarla. Atravesé rápidamente el pueblo dormido, con el pie en el acelerador y el corazón en la boca del estomago.
Pronto me di cuenta de que me había alejado bastante y no tenía idea de donde estaba. Hacia frio y las ventanillas se comenzaban a empañar. Afuera estaba oscuro y ni siquiera había luna, por lo que creí prudente detenerme. Apagué el motor y entonces pensé en lo tonta que había sido: No había contemplado la improbable que era el que la podría alcanzar, menos enfrentarla. Olvidaba que yo tan solo era una humana. Me había escapado por nada.
Sacudí la cabeza y me propuse regresar, pero ya era tarde. Algo impacto al auto por el lado derecho. Pude ver una figura humana deslizarse alrededor, riendo siniestramente. Un sudor frio me recorría la espalda. En un segundo, ella estuvo dentro del auto conmigo, tranquila.
-Tienes miedo, ______?
Trate de agarrar la manija de la puerta, temblando.
-No.
-Que bueno. Esto no te dolerá poco. Hasta nunca.
Desapareció. Por que la maldita puerta no se abría? Comencé a tirar de ella desesperadamente, percibiendo el peligro. Donde estaba Joseph? Recién entonces me di cuenta, con horror, que me había detenido al borde de un acantilado, pude oír como la marea golpeaba las rocas saledizas. El auto comenzó a moverse, en dirección al acantilado! Rosalie iba a matarme! Esta vez era en serio. Me desespere y le di una patada a la puerta, pro no sirvió de nada. Estaba perdida. Escuche un fragor espantoso.
El auto desemboco conmigo dentro y puse oír mis propios alaridos, impacto ferozmente contra las rocas puntiagudas y se sumergió mientras mi cuerpo era perforado por trozos de vidrio y acero. Un zarpazo de dolor me desgarro la cabeza y me astillo la nariz, perdí la conciencia.
* * *
Sentí que flotaba. No era más materia, mi conciencia era arrastrada hacia el fondo de un abismo sin fondo. Me deje llevar, viendo que era imposible resistirse, hundiéndome más y más.
-No!!- oí que gritaba alguien desde muy, muy lejos. La voz detuvo mi avance por un segundo- ______!!
Inmediatamente la reconocí, una voz impregnada del más profundo dolor y furia, la única que me podría hacer querer salir de aquel lugar horrible.
-______, oh no, no, no!!!- gritaba Joseph, quien sostenía mi cabeza en sus manos heladas, temblando de horror.
Quise responderle. Quise decir algo, cualquier cosa, pero no encontraba los labios.
-Alice!!!- llamo alterado- la encontré! ayúdame!- suplicaba con desesperación.
Al hacer un esfuerzo, oí un gemido que pude reconocer como mío. Había vuelto. Entonces note que mi cabeza estaba aplastada, sentí los huesos rotos, sin contar con los otros dolores que acudieron igual de fuertes.
-Joseph...- murmure y no pude seguir. Mi garganta y boca estaban llenas de agua, me estaba ahogando! Por que no me sacaban del agua?
-______!-exclamo el- puedes oírme? Por favor, por favor! ______!!!
-______...- dijo Alice y luego se quedo sin voz del espanto- pero... pero cómo?? Como es que sigue viva???
-No lo sé, ayúdame a quitarle eso de encima...
Y movieron un objeto pesado que me inmovilizaba las piernas. No entendí porque estaban tan asustados, hasta que pude ver mejor. Me mire. Mi cuerpo era un guiñapo bañado en su propia sangre. Yo debería estar muerta!
Comencé a atorarme otra vez. No era agua lo que me impedía respirar, era sangre!
-Joseph- jadee.
-Aquí estoy mi amor, no tengas miedo.
-Me voy a morir...
-No!- rugió- no voy a permitirlo, no vas a morir.
-Ya no puedes hacer nada por mí -y me volví a atorar- te quiero.
Y se me cerraron los ojos. Volví a flotar en las aguas oscuras, pero pude oír voces alarmadas y agitadas.
-Debes hacerlo Joseph, es la única manera!
-No! No lo soportara!
-Solo hasta que se cure...
Entonces algo me hizo emerger. Un dolor que superaba mil veces a los anteriores me comenzó a quemar en la mano y se extendió lenta y agobiantemente por todo el cuerpo. Grité.
-Eso es!- dijo Alice esperanzada. Que me estaban haciendo?
Era insoportable. Me retorcí prisionera de esta ardiente tortura.
-Que está pasando? Ayúdenme!! Por favor!!
-Tranquilízate ______- decía Joseph.
-Tenemos que llevárnosla de aquí y desaparecer todo esto.
-Encárgate Alice.
Mientras yo me quemaba viva por dentro, Joseph me alzo en brazos y corrió. Al bosque? A su casa? No podía saberlo; todo lo que pensaba era en los terribles cuchillos que me desgarraban los órganos.
-Aquí estarás a salvo- le oí decir luego de un buen rato, al recostarme en algún lugar- por favor, resiste.
Era la casa de los Cullen, estaba segura. Era el único lugar bastante alejado para que nadie oyera mis aullidos.
-Escúchame- me dijo limpiándome las lagrimas con sus fríos dedos- tienes veneno en el sistema circulatorio. Esto te salvara la vida, solo tienes que aguantar un poco más...
-Me mordiste...- dije atónita, con una voz que no era mía.
-Si- dijo luego de un suspiro, dándome un beso en la frente- aguanta.
Entonces, por un lapso inconmensurable de tiempo se recostó junto a mí, abrazando mi maltrecho cuerpo, dándome esperanzas y deseos de vivir. No recuerdo cuando duro, solo que deseaba morir cuando olvidaba que Joseph seguía conmigo.
Al cabo de un tiempo oí voces. Oí a Alice y Carlisle.
-Mira! sus heridas!
-Han mejorado bastante- observo Carlisle con voz metódica.
-Cuanto falta? No se convertirá verdad?
-Tendrían que pasar algunos días, a menos que Joseph quiera que...
-No- interrumpió Joseph- ella debe ser humana. No voy a terminar con su vida...
Entendí. El veneno convertía a las personas en vampiros. Yo iba a convertirme en vampiro!!
-Hazlo ahora Joseph. Ya está curada- dijo Carlisle.
-Joseph! –grite con mi último aliento.
-Ya casi termina… -me alentó él
Sentí sus fuertes dedos sujetando mi mano, luego sus labios frescos presionaron la piel. Poco a poco deje de retorcerme e increíblemente, el dolor mitigaba. El fuego con el que me quemaban dejo de ser ardiente y finalmente, todo el cuerpo se me entumeció. Jamás había estado tan cansada… deje de respirar y me quede inmóvil.
-______? –llamo Alice tocándome la cara, presintiendo lo peor
-No responde –advirtio Joseph horrorizado- la mate!
Una mano helada toco mi cuello.
-No. Tiene pulso –dijo Carlisle
-Esta viva!
-Joseph… -intente decir.
Inmediatamente tomo mis manos con fuerza.
-Aquí estoy… -dijo temblando de alivio.
-Ya no me duele.
Abrí los ojos. Los tres parecían un drama viviente. Yo experimentaba una calma inmensa. Suspire y sonreí.
Un tenue resplandor se coló por una ventana. Estaba amaneciendo. Mi cuerpo estaba totalmente curado. El veneno no llego a convertirme porque Joseph lo succionó en el momento preciso.
-______ –susurró acariciándome el cabello humedecido, sin poder creer lo ocurrido aun- fuiste muy valiente…
Levante una mano y toque su rostro, agotado pero más bello que nunca
-Me salvaste la vida…
Era lo que menos importaba ahora, ya que, al mirarnos a los ojos supimos que no había porque evitarlo más. Debíamos estar juntos.
-Te quiero –dijo besándome las manos
-También yo.
No sé qué cambios haya hecho el veneno en mi (aunque me siento extraordinariamente fuerte), ni como me curó exactamente, pero después de haber estado al borde de la muerte, luchando toda una noche por mi vida, me probé a mi misma que soy capaz de enfrentarme a cualquier cosa o persona. Por el momento solo tengo a alguien en mente, y no descansaré hasta haberla hecho pagar por todo lo que hizo.
Sin embargo, lo hecho está. Rosalie propino una herida en mi corazón que jamás sanara, y dejó una pesadilla que perturbará mi existencia hasta el final de mis días.
Pero no todo será malo. Joseph está conmigo y no pienso dejar que nada me aleje de él. El vampiro malo necesita rehabilitación, tengo un arduo trabajo por delante.
FIN.